El control de esfínteres es un proceso madurativo que no está fijado a una edad determinada, aunque suele producirse en el periodo comprendido entre los 2 y los 3 años. Con la llegada de septiembre y la presión social, la incorporación a la escuela puede impulsarnos a quitar el pañal de nuestro hijo o hija de forma precoz. En algunos, la evolución es más rápida que en otros, por lo que es un hecho que debemos tener presente, ya que cada uno se desarrolla a su ritmo. Y en este asunto, como en muchos otros, las prisas no son nada buenas.
La imposición de llegar al cole sin pañal produce, en algunos casos, problemas corrientes, como el miedo a ir al baño o a hacer caca, sobre todo en los niños que son de finales de año y no han conseguido la madurez adecuada para pasar por este trance. Forzar este desarrollo, no respetar los tiempos, quitarlo de golpe o adelantarnos es desfavorable y tiene consecuencias a corto y largo plazo.
A medida que va madurando el sistema nervioso central van percibiendo en mayor medida la sensación en los esfínteres, aunque al principio no son capaces de controlarlos. El proceso debe adaptarse a cada niño y hay que tener en cuenta, además, que es posible que se presente un retroceso o estancamiento.
Las regresiones son totalmente normales, no hay que alarmarse. No son más que la pérdida temporal de una habilidad ya adquirida. Pueden ocurrir en cualquier momento, pero es más habitual en etapas de cambio:
El proceso de quitar el pañal es un momento muy importante para el niño, ya que adquiere otro nivel de autonomía. Es, precisamente, la que tendremos que proporcionarle para que ellos solos puedan bajarse y subirse los pantalones con el fin de que alcancen una total independencia.
Por supuesto, el camino hacia dicha autonomía debe ir acompañado siempre de refuerzos y nunca de castigos. Estas ‘recompensas’ incrementan la posibilidad de que vuelvan a hacerlo. Cualquier paso hacia delante es una gran victoria. Es preferible reforzarlos con abrazos, besos y expresiones de alegría en lugar de proporcionarles premios materiales como chocolatinas u otras golosinas. No obstante, en el momento en que consigan de forma total la conducta adecuada, iremos disminuyendo paulatinamente las recompensas porque, de lo contrario, perderían su eficacia.
Es un proceso natural y tenemos que actuar con normalidad. Pero hay una cosa evidente, y es que los castigos hacen que el niño no avance y se frustre. Por tanto, los encargados de cuidarlos debemos ser pacientes y apoyarlos en todo momento. El papel del adulto es fundamental desde antes de plantearse la retirada del pañal. Tanto los padres como las escuelas infantiles deben estar en continuo contacto para coordinarse y empezar al tiempo con este objetivo.
Hay que proporcionarles el vocabulario relacionado con las partes del cuerpo y hacerlos partícipes en el proceso de cambio de pañal. De este modo, terminarán distinguiendo si tienen pis o caca, lo que les ayudará a identificar lo que están sintiendo y a pedir ayuda cuando la necesiten. Para ello, uno de los recursos que podemos utilizar son los cuentos.
Autor: Guido van Genechten Editorial: SM Edad: De 0 a 2 años
Ratón es un animalito lleno de curiosidad. Y le encanta husmear por todas partes, incluso en los pañales de sus amigos: en los de Liebre, Cabra, Perro, Vaca, Caballo y Cerdo. Y cuando sus compañeros quieren mirar también en el suyo, se encuentran con una buena sorpresa. Un buen recurso para que los niños y niñas vayan familiarizándose con lo que pasa en su propio pañal.
Autora: Camilla Reid Editorial: SM Edad: A partir de 2 años
A Lulú, una niña inquieta y alegre a la que le encanta aprender los colores, los sonidos y divertirse, tiene un nuevo orinal y se lo lleva a todas partes. Un bonito libro interactivo con solapas y pestañas para que los más pequeños se acerquen a la experiencia de dejar el pañal de forma divertida.
Autor: Émile Jadoul Editorial: Edelvives Edad: +3 años
Un cuento que trata este asunto con sentido del humor y ayuda a los niños a que pierdan el miedo que puedan tener a ir al baño. Es lo que se proponen los padres de Raúl, el pequeño protagonista de esta historia. Ellos le van explicando, página a página, que, si las princesas, los indios, los vaqueros y otros muchos personajes van al servicio, no será algo tan malo. Así que decide que él también irá.
Autor: Liesbet Slegers Editorial: Edelvives Edad: De 3 a 6 años
Nacho es el tierno protagonista de una serie de cuentos de la autora e ilustradora belga Liesbet Slegers. En este, como se ve por el título, trata de la experiencia del pequeño Nacho sobre su paso del orinal al inodoro de los mayores. El grosor de sus páginas y sus esquinas redondeadas hacen que sea de muy fácil manejo para los más pequeños de la casa.
Si las cosas no salen como se esperaba, trata de calmarlo diciéndole que es algo totalmente normal, que a todos los niños les pasa y que con el tiempo mejorará. Cuéntale tu propia experiencia para que vea que a sus papás también les pasó lo mismo y no se sienta distinto a los demás.
Comunícate con tu hijo, es un elemento clave para revertir la situación. Dile que has notado un cambio en su comportamiento y rutina. Pregúntale por qué ha pasado de nuevo y hazle reflexionar sobre el tema. Todo ello debemos trabajarlo siempre desde el cariño, con buenas palabras y tranquilos.
Pregúntate por qué ha ocurrido, puede que haya habido algún cambio en su entorno que le provoque ansiedad o estrés y no lo hayas percibido.
Intenta no ir demasiado rápido para recuperar la conducta perdida, recuerda que son niños y necesitan su tiempo. Hay que hacerlo lentamente para evitar frustraciones. Las regresiones no son para siempre y muchas duran apenas unas semanas, poco a poco comenzarán a desaparecer. Hazle saber que tienes interés por cómo se siente, qué le preocupa y qué podrías hacer tú para ayudarle.
Una buena opción es crear una tabla con pegatinas de caritas sonrientes para reconocer a tu hijo sus logros de la semana.
La mayoría de los niños empiezan a controlar el pipí antes que la caca, incluso es posible que se nieguen a hacer caca en el orinal o en el W. C. Otro aspecto que suele ser común es que consigan dominar antes los esfínteres en el día que en la noche.
Los padres, de manera inconsciente, presionan a su hijo para que se siente en el W. C. o en el orinal. En el mercado hay una gran variedad de orinales de todas las formas, tamaños, colores e incluso con sonidos, algo que en realidad los niños no necesitan para lograr su objetivo. Es más importante acompañarlos y confiar en ellos.
Los pañales tipo braguita son famosos para esta fase de aprendizaje del control de esfínteres, pero pueden provocar confusión en los niños y las niñas, ya que no reconocen bien los estímulos —no se sienten mojados porque se absorbe el pis— y esto, en ocasiones, ralentiza bastante el proceso de transición al W. C.
Algunos signos que nos indican que el niño está ya listo para asumir este desafío son:
Equipo de la Escuela Infantil Bilingüe Buhitos Centro de Educación Infantil asociado a ACADE.
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